Alexandre Dugin, Contre le Great Reset, le Manifeste du Grand Réveil, Ars Magna, 2021, pp. 70, € 15,00
En respuesta al proyecto conocido como el Great Reset (El Gran Reinicio), presentado en mayo de 2020 por el príncipe Carlos de Inglaterra y el director del World Economic Forum (Foro Económico Mundial), Klaus Schwab, Alexandr Dugin lo confronta con la “tesis del Gran Despertar, el Great Awakening” (p. 37). El uso en inglés de este término, Great Awakening, no es en modo alguno accidental: éste designa a los diferentes movimientos de renovación que tuvieron lugar en los siglos XVIII y XIX en el mundo protestante y actualmente está en gran circulación en los medios trumpistas, tanto protestantes como católicos. (“¿Qué pueden hacer concretamente los Hijos de Luz del Great Awakening?” preguntó al arzobispo filo-trumpista, Carlo Maria Viganò, el conocido agitador Steve Bannon). De hecho, el Gran Despertar, explica el propio Dugin, “proviene de los Estados Unidos, de esta civilización en la que el crepúsculo del liberalismo es más intenso que en otros lugares” (p. 47); y la intensidad de este crepúsculo estaría demostrado, según Dugin, precisamente por el fenómeno representado por Donald Trump, “un centro de atracción para todos aquellos que estaban conscientes del peligro que venía de las élites mundialistas” (p. 37). Además, prosigue Dugin, “un papel importante en este proceso fue desempeñado por el intelectual estadounidense de orientación conservadora Steve Bannon” (p. 37), el cual, siempre según Dugin, habría sido “inspirado por eminentes autores antimodernos como Julius Evola, de modo que su oposición al mundialismo y al liberalismo tenía raíces más profundas” (p. 37). (Sobre la supuesta inspiración evoliana del agit-prop americano, véase AA. VV., Inganno Bannon, CinabroEdizioni, 2019, passim).
Según la concepción geopolítica que caracterizó al pensamiento de Alexander Dugin antes que Donald Trump se convirtiese en presidente de los Estados Unidos, si Eurasia se encuentra expuesta a la continua agresión del expansionismo norteamericano, esto se debe al hecho que la potencia americana es impulsada hacia la conquista del poder mundial por su propia naturaleza talasocrática (y no simplemente por la orientación ideológica de una parte de su clase política). Luego, adoptando un criterio condicionado más por abstracciones ideológicas que por un realismo geopolítico, Dugin ha señalado que el “enemigo principal” ya no son los Estados Unidos de América, sino el globalismo liberal; así fue como acogió con entusiasmo el cambio de guardia en la presidencia estadounidense, archivando contextualmente sus más de veinte años de antiamericanismo. ” Para mí – declaraba Dugin en noviembre de 2016 – es evidente que la victoria de Trump marcó el colapso del paradigma político global y, simultáneamente, el comienzo de un nuevo ciclo histórico (…). En la era de Trump, el antiamericanismo es sinónimo de globalización (…) el antiamericanismo en el contexto político actual se convierte en parte integrante de la retórica de la propia élite liberal, para quienes la llegada de Trump al poder ha sido un verdadero golpe”. Para los oponentes de Trump, el 20 de enero [2017] fue el ‘fin de la historia’, mientras que para nosotros representa una puerta para nuevas oportunidades y opciones”.
Esta posición ha sido sostenida y desarrollada ininterrumpidamente por Dugin durante toda la presidencia de Donald Trump; y si este último (a quien Dugin le auguró “Four more years” el mismo día del asesinato del general Soleimani) ha debido renunciar a una repetición de su mandato presidencial, “el trumpismo es mucho más importante que el mismo Trump, además Trump tiene el mérito de haber iniciado el proceso. Ahora nosotros debemos ir más lejos (Now we need to go further)”. Esto lo leímos en un artículo de Dugin del 9 de enero de 2021, titulado: Great Awakening: the future starts now (www.geopolitica.ru), en el que el autor repite: “Nuestra lucha ya no es contra América”. Textual: “Our fight is no more against America”.
El presente Manifiesto del Gran Despertar constituye, por tanto, una reconfirmación de la posición duguiniana, inaugurada con su giro filotrumpista de hace cinco años. En efecto, sigue repitiendo la tesis según la cual no son los Estados Unidos los que representan el enemigo fundamental de Eurasia: “No es Occidente contra Oriente, ni los Estados Unidos y la OTAN contra todos los demás, sino los liberales contra la humanidad – incluido aquel segmento de la humanidad que se encuentra en el territorio mismo de Occidente” (pág. 40). En el enfrentamiento ideológico esbozado por Dugin, el auspicio más favorable se comprueba por el hecho que el tal Great Awakening fue anunciado en suelo americano: “El hecho que esto tenga un nombre, y que este nombre haya aparecido en el epicentro mismo de las transformaciones ideológicas e históricas en Estados Unidos, en el contexto de la dramática derrota de Trump, de la desesperada toma del Capitolio y de la creciente ola de represión liberal, (…) es de una gran importancia (quizás crucial). (pág. 49).
Traducción: Francisco de la Torre
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